tuve una mujer que me atraiga como ésta.» Sin restar méritos a la tucumana, con un dejo de incredulidad y mucha esperanza, reflexionó que no era descabellado suponer que el tratamiento estuviera actuando. No bien se abandonó a la alegría, que expresó con las palabras «Lologré»,sepreguntósilohabríanrejuvenecido para el sexo, únicamente. Tal vez no se trataba de otra cosa. «Tanta importancia dan a la vida sexual que la confunden con la vida», se dijo. «¿Qué