. En momentos de angustia y desconcierto siempre buscamos refugio en el pecho de una mujer. Recapacité, sin embargo, que lo más leal era someter mis dudas al amigo. Comprobé, entonces, que su fe en el tónico era inconmovible. Cuandoporfinllegaloquehemosdeseado,advertimos que también eso, como todo en la vida, está erizado de incomodidades. La ceremonia empezaba a las once de la mañana, pero no se desarrollaría en Amsterdam, como