Como las almas de Dante, estaríamos condenados a la abolición del futuro sólo que, a diferencia de ellos, no podríamos siquiera ver ese impensable acontecimiento. En verdad, nuestra suerte sería -siniestra simetría- exactamente la contraria a la suya: muerte eterna. Así, nuestraépocarealizaríahastaelfinsudestino:serla negación del cristianismo. Los Estados Unidos son parte -y parte esencial- de la crisis general de la civilización; asimismo, comparten con los