y luminoso cartel anunciador que, para colmo de ironía, ensalza las bellezas turísticas de un soleado paisaje marino: ¡playas sublimes, precios miríficos, morenez barata! Si, como suele ocurrir en esos casos, lleva usted mucha prisa y, con inoportuno malhumor o lamentable descortesía,exigeexplicacionesalfuncionario que le sujeta cariñosamente el brazo, éste calmará al punto su impaciencia con una experta llave de karateka, que dará inopinadamente con sus huesos en tierra y le dejará apabullado