clan Verdurin. El París de los Borbones y Bonapartes, planificado y neutralizado por sus arquitectos con vistas a posibles explosiones sociales, no le impresiona ni poco ni mucho. Las grandiosas perspectivas de cartón piedra, sus edificios conminatorios y adustos, le dejan de hielo. Loqueleatrae-yrespondeasusgustoslamentablemente groseros-- es el París alógeno, poscolonial, barbarizado de Belleville o Barbès, un París que no tiene nada de cosmopolita ni culto, sino iletrado