terreno de los desiderata y convertirse a la postre en letra muerta. Yo, señor director, reclamo el derecho inalienable a la diferencia: la posibilidad de vivir plenamente, a la luz del día, mis sentimientos y afectos más profundos e íntimos, por mucho que ello pueda chocaralosespíritusmezquinosytimoratos;dedisfrutar sin ninguna clase de represiones ni complejos de una forma heterodoxa, pero enriquecedora de sexualidad. Creyendo encontrar, inocentemente, comprensión y asistencia entre