los versos espirituales del bardo al libre y provocador vagabundo que había irrumpido en su vida: Feliz momento aquél en que nos sentamos en el palacio tú y yo. Con dos formas y dos semblantes, pero una sola alma, tú y yo. Lasestrellasdelcielovendránacontemplarnosy nosotros se las mostraremos a la propia luna, tú y yo. Y nos fundiremos en el éxtasis y no seremos ya seres individuales, jubilosos y a salvo del necio lenguaje