de los compasivos viandantes. Como ese anciano que, después de bregar desesperadamente con la solidez y constancia de un filete, duro como una suela de plástico, se lo saca de la boca al mismo tiempo que la dentadura y dice a éstaconsarcásticoretintín,queselocoma,siquiere, ella sola, el silencioso, ensimismado vecino de la Rue Poissonnière, después de una serie de mandobles y porrazos a la inocente fachada de su inmueble, arrojará su