clase por las vacaciones, le confiesa haber empezado a asustarse. -¡Bah!, es que he dormido bien. Quizás bebí anoche un poco de más. No recuerdo. Andrea sí, y se extraña: justamente el viejo no probóelvino.Peronopuedeaclararloporqueelniño chilla en su cuarto y el abuelo corre a gozar de las primeras gracias infantiles. Andrea no se había creído las palabras del viejo, pero él salió a las