delicadas presiones, los amorosos reconocimientos. En la cúspide, una dolorida queja viril: - ¡ Cuánto daría por que supieras cómo fui yo en estos lances! ¡ Si pudiera...! La mano femenina deja ese pecho rizoso y un dedo firme sella los labios demasiado exigentes. -Calla.Nopidasmásalavida. Y repite, ocultando su repentina angustia: -No pidas más... ¡ Que no se rompa! Cierto, dejarlo así, saber gozar así. Ella sigue
SON:335.22
CALLAR.1 - No hablar o dejar de emitir algún sonido.