, y habiéndo convertido en el hazmerreír de la región, presenté por escrito mi renuncia en el Ministerio de Educación y Ciencia y regresé a Barcelona con el firme propósito de no volver a salir jamás. Pasó el tiempo y la marea imperceptible, peroincesante,delocotidianofuedesplazando mi desdicha hasta dejarla anclada en el limbo de la memoria que equidista del dolor y el olvido. Sin que mediara preaviso se levantó el anciano y se dirigió arrastrando las chancletas hasta