estrechan el cuerpecito tibio y dulcemente oloroso. «¿Es una bruja quien ha dado la alarma a Andrea?» Aparece, se acerca al viejo, que la ve llegar como el pastor al milano, y se apodera del niño. -Estonopuedeser,papá--decretaimperiosamente-. El niño tiene que acostumbrarse. -¿A qué? ¿Por qué? -protesta rabioso--. ¡Y llamame «abuelo», coño! Pero