rugoso y pretende llevár a la boca. El viejo sonríe deleitosamente: «¡Qué fuerza tiene este bandido! » Le asombra descubrir que el niño posee músculos y nervios. ¡ Cuántas sorpresas da el mundo! Su dedo queda libre. El niño, atraído por el viejo,esquivalascucharadas. --Anda, tesoro, come un poquito más --pide la madre, mirando su reloj--. Por el abuelito. Hoy es mañana de asombros: ¡resulta que Andrea