pelo rizado le hace una cabeza romana. Es más joven de lo que parecía en la puerta. Andrea le señala el diván en el saloncito. Ella se sienta en un sillón y cubre sus piernas con los paños de la bata, que tienden a separarse. Eljovenadviertesobrelamesalalámparaencendida y los libros abiertos. -Por favor, señora, continúe trabajando. Pero Andrea está intrigadísima. --No, no... Será un momento, mi