... Ilusiones. Sus mordiscos últimos ya no tienen remedio. » -Bueno, pero te acuestas tú también. Hortensia se alarma y se entristece ante esa mirada viril todavía: « ¡ Si ya no valgo nada! », se lamenta pensandoensucuerpo.Elviejonoadmitereticencias. -No te niegues. ¡ No es la primera vez! -Yo estaba enferma aquel día. -¿Es que no te fías de mí? Ha experimentado por eso