¿qué locura estoy pensando ? ¡Envidiando a una mujer, como un milanés! ¡No, no; mis manos como son: éstas, las mías! » Necesita un tiempo para sosegarse, para perdonarse a sí mismo tamaña aberración; pero no por esodejadecavilar.«¿Esquelafuerzaestorba?¡Tiene que valer! ¡ También para botoncitos, para cambiarle, para lo que sea!... ¡Fuera mujeres! ¡ Mi Brunettino y yo; nadie más para hacerle hombre!»