! ¡ Maldito médico y maldito libro! ¡ Si no fuera porque...! Frenético de indignación reprimida, se sienta en su cama sin acostarse, porque le saltaría el cuerpo como sobre una parrilla al fuego. Apoyados los codos enlasrodillas,curvadalaespalda,cavila: « ¡ Qué barbaridad! El mundo al revés, tener que salvar a un niño de sus padres... ¡ Ni los salvajes!... Y eso que ellos le quieren, digo yo... ¿Están