oye girar la llave de Andrea en la cerradura. Anunziata y el viejo asoman al pasillo cada uno por una puerta. Tras ella entra Renato, que la trae del aeropuerto. Mientras saluda, Andrea les mira escrutadoramente. Se acerca ante todo al cuarto del niño, al que contemplaydaunrápidobeso.«LaseñoraHortensia le besaría de otro modo, aunque le despertase», piensa el viejo, mientras Andrea inspecciona en redondo la alcobita. El plato termo no está exactamente a la