ante la muerte del prójimo. El viejo entra en su cuarto, retira de su escondite la bolsa con vituallas y saca queso fuerte y una cebolla. Vuelve a la cocina y empieza a picotear de ambos manjares, entre buenos tragos devino.Anunziatalerecuerdaquenoleconviene beber. -¡Que se fastidie la Rusca! ¡Hoy es un gran día! -replica el viejo, escandalizando más aún a la mujer. Paladea satisfecho su pequeño festín,