disculpas?», se reprocha. «Yo hago lo que me da la gana.» Cierto, pero precisamente le da la gana de no hablar de Hortensia; es más divertido ocultárselo a la Andrea. Con esa idea tranquiliza su ánimo, convenciendose de quenadielecontrola. ¿Han pasado antes por este mismo sitio? El viejo lo ignora. En la montaña nunca se perdió, pero aquí... Hoy todas las calles le parecen iguales, como de