sabe cómo simplificar más la explicación. Y añade, para romper el silencio: --Yo soy florentino. El viejo vuelve a sonreír. «Menos mal; por de pronto, no es milanés.» --¿Quiere un cigarrillo? --añade el joven, temiendo haberleofendidoconsuspropósitosdeestudiar las tradiciones. En clase les han advertido sobre la potencial susceptibilidad de los sujetos de estudio cuando se realizan trabajos de campo. --Gracias. Ya se acabó