padre, te lo juro. Sí, aunque sólo fuera por lo mucho que quiere a nuestro hijo, aparte de ser tu padre. Le atiendo, procuro complacerle, pero él me lo pone muy difícil, reconócelo... Yaves,esevinazoqueescondeyqueleperjudica; pues me callo y lo aguanto. -Nada le perjudica ya -replica el hombre, apenado-. Nada puede hacerle más daño que la Rusca, como él dice.