Allí verías a Brunettino. ¡ Brunettino! El nombre mágico les cambia las ideas y jubilosamente, quitandose uno a otra la palabra, celebran las gracias del niño... Ya no se limita a empujar sillas, cuenta el viejo. Las pone cuidadosamente enfila,todaslasquepilla,grita«¡Piii!»yjuega al tren visto en la televisión... Revoluciona toda la casa, desesperando a Anunziata, pero por desgracia todavía no dice «nonno»... Aunque ¡no falta mucho,