convertirse en auténticos partidos políticos, deben comenzar por practicar la democracia en casa y denunciar a los tiranos ahí donde los haya, sea en Chile o en Viet-Nam, en Cuba o en Irán. Mi crítica a los partidos comunistas europeos no debeversecomounatentativaparaexculparalosotros partidos. Todos ellos están más interesados en llegar al poder o en conservarlo que en preparar el futuro. Ninguna idea de cambio los anima ni representan nada nuevo en