pie de un rosal, dejaba flotar en el agua turbia de la fuente un pétalo de flor, o deslizaba a tus espaldas, en cualquier lugar, una piedrecita cualquiera que sólo yo podía reconocer. Y no es que trataradeconfundirte.Loqueocurríaeraquememaravillaba comprobar que tú acertabas siempre lo que a mí me parecía imposible de adivinar. Cuántas veces caía la noche mientras yo contemplaba cómo te movías lentamente en la dirección que el péndulo te señalaba