reconociendo en él a uno de su casta. Recordó el basset hound que el tío Juan le había traído de Londres cuando era niño, y cómo le había dicho, riendose: «Cuidado, Julián, que éste sólo se aparea con los de su raza; sólo cuandohuelealosdesuraza.»Genovevahabíadescubierto por sí misma, utilizando el instinto de su especie, el origen de Julián. Aunque David le hubiese enumerado apellidos, fortunas, distinciones, glorias ganadas y perdidas