olvidarse!... Hasta que la Salvinia me enganchó por donde se me coge siempre, echandome un desafío, que yo no me rajo nunca. "¿ A que no cruzas la plaza conmigo unatarde?¿Aquetedareparodelagente?"¡Figurate mi contestación: ahora mismo! Me daba igual perder a la Rosa y a todo, porque hablé seguro de perderla. Pero la Salvinia sabía más del mundo, lo preparó