sus hijos me apuñalan... ¿Para qué? Todo está dicho.» Además, la pasividad del otro bando ante su desafío le dio derecho a subir digna y lentamente a su coche, cuya arrancada despidió una nube de polvo hacia los Cantanotte. -Bienhecho,Renato-felicitóelviejo,satisfecho--. Y me gusta que te apearas por si acaso, pero yo me bastaba frente a esa mala raza. Sin embargo, algo no estaba en orden y le entristecía: