al principio: algunas inscripciones en tiza, trazadas por mano cuitada y furtiva, obra probable de niños noveleros e inquietos, deseosos de hacerse notar. Unico rasgo distintivo: su ininteligibilidad. Estaban compuestas en un alfabeto extraño y los viejos habitantes del barrio pasaban junto a ellas sin advertirlas,comosifueranmonigotescaprichosos. Las figurillas absurdas se repetían con todo a lo largo de las paredes desconchadas y, apenas borradas por la lluvia, las porteras de los edificios vetustos o los