autenticidad de lo pasado y menos aún de la inasible realidad del presente. Cuando los hijos se hubieron ido, Genoveva vertió más café en su taza y Julián se sintió incapaz de rechazarlo porque intuía que ella necesitaba su presencia. Nopordebilidadniporafecto,sinoporretrasarelinstante en que cada noche, despojada de toda compañía, después de dar la última vuelta por el salón, ordenar un pequeño desajuste, devolver a su sitio lo que ocasionalmente había