de arte. Ya había cerrado el bar. Era invierno. Se citó con David y hablaron de Ibiza. Pero no delante de Genoveva, estaba seguro. David soñaba, desbarraba. «Compraré en Ibiza, construiré en Ibiza --decía--, me haré un refugio y me retiraréalgúndíaatrabajar.¿Sabesquetengovarios temas en proyecto?» «No delires, David --le había dicho él--. Pon los pies en la tierra. Con Genoveva... » No pudo terminar la frase porque allí estaba Genoveva,