de aromas silvestres, tomillo, jara, albahaca. Desde los montes cercanos, los olores subían por las calles estrechas hasta el corazón de la ciudad. David percibió el ardor del verano anticipado golpeandole las sienes. Los libros se amontonaban sobre la mesa,yerainútilintentarevitarlos,dejarlosparamás tarde. No había «más tarde» porque los exámenes estaban encima. Con decisión abrió el texto de Historia. «La Historia es la memoria de los pueblos --decía el profesor--