Julián no quiso investigar hasta qué punto vivía ya inmerso en la agonía. Se limitó a replicarle: «Has olvidado lo difícil que era todo. No teníamos dinero. No teníamos un lugar donde asentar los pies. Estábamos siempre contraviniendo alguna ley...» Pero David no le escuchaba.Parecíadebatirseenlazozobracuandodijo: «Tú sí que has acertado...» Y él se había reído abiertamente: «No digas tonterías...» Genoveva callaba y esperaba. Había llegado el momento