era un cuadro negro enmarcado en madera blanca, sino un pozo de frío y oscuridad. El ama entró cargada con un cesto de troncos. --¡Qué noche se prepara! --comentó. Nadie le contestó, y sólo cuando ella hubo salido Julián concentrótodassusenergíasparaenfrentarsecon el debate que le había arrastrado hasta aquí, hasta la mujer y el fuego y la nieve. --Iremos por partes --dijo--. En primer lugar, quiero que