Texto contextualizado: |
me negué tercamente a darselo. Había algo en él que me asustaba. Era algo que comprendí horas más tarde cuando, una vez sola, al evocar su imagen, descubrí un gesto insignificante, una sonrisa fugaz, un ademán descuidado que, estaba segura, ya había conocido en ti. Supuse que Miguel era tu hijo, pero no me atreví a hacer pregunta alguna. Tenía miedo a confirmarlo. Sentí entonces una profunda lástima por ti. Si yo lo hubiera sabido antes... Pero a una niña no se le |
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