una cosa. «¿Qué es?» «Es... ¡esto!» dijo la abuela con sonrisa enigmática, y abrió la mano ante su nieto, que exclamó entusiasmado: --¡Doblones de a ocho! No eran doblones de a ocho las dos piezas que Miguelcontemplabaconveneraciónyasombro,sino dos grandes y pesadas monedas conmemorativas, una de las Cortes de 1858 y la otra de la inauguración del ferrocarril de Canfranc en 1882. Pero él las