entonces tanto el abuelo como la abuela tendrían que ausentarse. El único peligro iba a ser Carmina, la sirvienta: ella sería la encargada de prepararle la merienda y de hacerle compañía y procurar que guardara estricto reposo. Aún faltaban varios días hasta el domingo y Miguel confiabaeneléxitodeciertasmaquinaciones suyas. El sábado cumplió el abuelo su promesa y Miguel se instaló en un silloncito floreado en el salón de las tertulias. Se había llevado un libro
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CONFIARI - Fiarse de alguien o de algo. Tener una certeza sobre algo futuro