si hablara se le caerían. Pero Agus insistía, dónde los había encontrado, y terminó quitandoselos para que pudiera contestarle. Miguel se revolvió con agilidad y al instante se los arrancó de las manos. «¡Son míos!», exclamó con arrogancia. Nocesaron,sinembargo,laspreguntasdeAgus, intrigado por el modo misterioso y regular en que, según le había contado su primo, crecía el contenido del cofrecillo. --El secreto
TER:045.03
CESAR - Dejar de producirse un fenómeno o una acción