le dije que no tenía hambre, que no me apetecía comerme el bocadillo de tortilla que me había preparado para la merienda. Por la noche me obligó a tomarme la tortilla, ¡fría! -¿Eso es verdad? --preguntó ella muy seria, y Miguelasintióensilencio,altiempoquetragaba saliva. Mercedes no tardó en encargarse de dirigir el funcionamiento doméstico. Contrató a una enfermera sustituta para los días que la otra se tomaba de