, cuando ya la tristeza le había impuesto el código imperioso del insomnio, escuchaba Let it be por décima vez consecutiva e intuía esquiva la sonrisa, rebeldes sus dos ojos codiciosos de llanto. Paseó por el dormitorio y colocó de nuevo la aguja al principio del disco. El piano arrastrósusnotassinconsueloyenalgúnángulo de la noche un perro aulló. Se sentó en la cama y dirigió la mirada hacia los libros. Después, hacia la mesilla. Abrió el cajón
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ARRASTRARI - Llevar por el suelo, llevar consigo al marcharse.