usaba gafas de cristales muy gruesos. El fue quien contó que dos policías habían ido la noche anterior a casa de un amigo suyo y se lo habían llevado a la comisaría a declarar sobre cierto artículo que había publicado en un periódico de Madrid. Hablaron de políticaytodosseapresurabanarelatarcasos de gente condenada a varios meses de cárcel por escribir tal libro o cual artículo. Había uno que no hablaba casi, un hombrecillo de nariz pequeña y labios finísimos que