como un vómito, ese gesto de Nancy Phillips y la llegada inadmisible del hijo arrepentido). Como casi siempre, a Irazusta le tocó definir por lo claro la misión que nos esperaba, y esa noche volvimos a nuestras casas como aplastados por la responsabilidad que acabábamos de reconocer yasumir,yalavezentreviendolafelicidad de un futuro sin tacha, de Glenda sin torpezas ni traiciones. Instintivamente el núcleo cerró filas, la tarea no admitía una pluralidad borrosa.