melancólico a la vez. «Como entre camaradas en la guerra», piensa oscuramente el viejo. Renato, ya en su cama, echa de menos otro abrazo diferente. «Queriéndome usted tanto, padre, ¿porquérechazaamiAndrea?...Cierto,ellameapartó de allá, ¡ pero para hacerme más como usted; más hombre!... Sí, con su cuerpo, ¿es que no puede usted comprenderlo ?... ¡ Su cuerpo! ¡Arde su carne firme,