fin cede el mecanismo y el mueble se despliega casi de golpe. El hijo tiende las sábanas y pone una sola manta porque --advierte- hay calefacción. Al viejo le da igual: se ha traído su manta de siempre, adelgazadayapormediosiglodeuso.Imposibleabandonarla; es su segunda piel. Le ha protegido de lluvias y ventiscas, ha sudado con él las mejores y peores horas de su vida, fue incluso condecorada con un agujero de