por Renato la verdad. El hombre la mira condescendiente. ¡ Hasta ella cae en las trampas del enemigo! -¿ No comprendes ? ¡ El médico se ha vendido, tonta! ¡ Me evacuan y encierran otra vez a Brunettino! PeroelBrunoeszorroviejoynoabandona su guardia. Hortensia finge darle la razón, pero cada día le inquietan más esas deformaciones de la realidad. Sobre todo, ese «continuar la guardia»: -¿Es