Texto contextualizado: |
yo protesté en seguida, pues desde hacía algunos días ya estaba siendo yo la santa. Además, le dije que yo había inventado el juego. Pero tuve que ceder. Ella se negaba a jugar si no era la protagonista. Una vez que hube encontrado cuanto necesitaba, la amarré bien sujeta al tronco de un árbol, rodeé sus pies con hierbas y ramas secas y, después de colocar entre ellas una buena cantidad de papeles, me dispuse a encender una cerilla. Mari-Nieves vigilaba con desconfianza mis |
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