Ambrosio después de la guerra: no hubo nunca en el pueblo mejor conejera. «Me tienes consideración, ¿ eh, Rusca ? Comprendes que venir a Milán ya es bastante duro. También para ti, lo sé. Si no fueraporloquees,teaseguroqueacabábamoslos dos juntos allá abajo, en nuestra tierra.» Recuerda el hociquito cariñoso -pero debajo colmillos ferocísimos- de aquella buena conejera. Se la mató un perro del Cantanotte. El
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ACABAR.1a - Llegar al final [de cierta manera o a cierto lugar]