de alcanzar la salida a la calle iluminada), y los buscó en las sombras gritando, entre quejoso y vencedor: --¡No hay derecho, lo habéis estropeado! No había ni empezado y ya vosotros... Luego se reintegraron al paseo entre risas y gritos, y mientrasavanzabanaempujones,apoyadosunosen otros, disfrazando con su acometida de rebaño su debilidad de adolescentes, David supo que en definitiva había hecho lo que de verdad quería: demostrar que era fácil