vale y lo que no vale... Movía suavemente una mano mientras hablaba. Giraba la muñeca y los dedos se volvían turbados hacia sí misma, como si apuntaran a su cadena de oro, o quizá era sólo el ademán, porque luego la palma de la mano abiertaavanzaba,parecíaapartardesoladorasimágenes de David confundiendo lo excelente y lo detestable... «De algún modo --pensó Julián-- eso también es cierto.» David tenía a veces una tendencia a no distinguir