hecho lo que de verdad quería: demostrar que era fácil para él una conquista deseada por todos. Y percibió que el placer que sentía se confundía con el agrio sabor del engaño. Con arrogancia se dijo que ése era el papeldeloshombres:tomarloquelosdemásapetecen, más aún, estar seguro de que la pieza más solicitada es por eso la más deseable. Por la acera de Correos paseaba Raquel. Reía con sus amigas y se detenían todas